Hay una mística muy particular cuando se recibe una postal. No se sabe de quien vendrá ni que dirá. Genera en uno ansias de saber mas de la persona que lo envió y lo transporta a uno hacia lugares del mundo que quizás ni conoce pero los imagina. Ente lugares, gente y comidas, Bruno usó ese recurso para transmitir su viaje, una foto postal y un relato detrás de ella. «Asi nadie se aburre leyendo biblias». Nos dijo.

